Toponimia urbana de Compostela, ¿un ámbito de igualdad?

15 de Febrero de 2017
por: María Novas

Según muestran los datos, la toponimia urbana de Santiago escenifica un ámbito de desigualdad, representando el total de los viarios que homenajean a figuras femeninas un porcentaje del 9.2%, un tercio de los que homenajean figuras masculinas (27.1%).

Así mismo, encontramos que la amplia mayoría de topónimos urbanos femeninos están referidos a figuras religiosas (que no a personalidades históricas eclesiásticas vinculadas a los estamentos de poder); hablamos de santas, vírgenes, señoras del, hijas de, hermanas o personajes bíblicos, reafirmándose de este modo el rol asignado históricamente a través de los siglos según su género. Este hecho contrasta con el caso masculino, en el que el motivo principal de reconocimiento tiene que ver con méritos de figuras civiles:  hombres relacionados con puestos de poder o reconocidos intelectuales y profesionales, representando en su caso una muestra de perfiles mucho más variados y diversos que los de las mujeres.

La reciente adición de figuras intelectuales femeninas al callejero compostelano en el año 2007 salva a la ciudad de acercarse a los porcentajes aún más agravados de otras ciudades gallegas. Si bien al realizar un análisis a nivel estatal, se comprueba que el panorama es de manera generalizada muy desfavorable, aproximándose siempre los porcentajes de topónimos urbanos femeninos a un tercio de los masculinos.

Este hecho muestra, en una realidad humana aproximadamente constituida por un porcentaje paritario de mujeres y hombres, un sesgo androcéntrico e imparcial en la metodología de reconocimiento. Esto implica necesariamente mecanismos de cierre y exclusión que limitan y restringen la incorporación y visibilidad de las mujeres, y que hace falta analizar y reparar.

La memoria del espacio público es de todas y de todos, es un puente entre el pasado y el futuro que debemos resignificar en la promoción de una mayor justicia social. En la construcción de un territorio inclusivo y diverso, debemos reconocer y visibilizar las distintas identidades de las personas que lo habitan. Solo así podremos caminar y constituir un espacio público que sea, de una vez por todas, un ámbito de igualdad.

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